World Vision Ecuador hace un llamado urgente a la acción en el Día Mundial de la Prevención del Embarazo Adolescente
El 26 de septiembre se conmemoró el Día Mundial de la Prevención del Embarazo Adolescente, una fecha que busca crear conciencia y evitar que niñas y adolescentes enfrenten maternidades tempranas en una etapa de formación que debería estar marcada por el juego, la educación y la construcción de sueños.
En Ecuador, el problema continúa siendo alarmante1:
Cada día, siete niñas entre 10 y 14 años de edad dan a luz, la mayoría como consecuencia de violencia sexual.
Se registran 65 partos y 158 embarazos diarios en adolescentes de 15 a 19 años, lo que representa cerca de 26.000 partos anuales en este grupo.
El riesgo es mayor en adolescentes que viven en zonas urbanas y rurales de nivel socioeconómico bajo, con escaso acceso a educación formal, poca información sobre relaciones sexuales y sin acceso a métodos anticonceptivos.
Las tasas más altas de embarazo adolescente se concentran en la Amazonía ecuatoriana (Morona Santiago, Orellana, Pastaza, Sucumbíos, Napo y Zamora), mientras que Guayas y Pichincha concentran la mayor cantidad de nacidos vivos de madres adolescentes.
“El embarazo adolescente debe ser tratado como un problema de violencia sexual, salud pública y derechos humanos. Cada niña que debe ser madre es víctima de un delito, y el Estado debe garantizar justicia, educación y servicios de salud adecuados”, enfatiza Esteban Lasso, Director Nacional de World Vision Ecuador.
Además de la vulneración de derechos, la falta de prevención trae consecuencias mortales: las adolescentes son uno de los grupos con mayor riesgo de mortalidad materna y, en muchos casos, enfrentan suicidios asociados a embarazos forzados.
En este contexto, la organización insta a las instituciones públicas responsables del bienestar de la niñez y adolescencia a:
Implementar educación integral para la sexualidad desde la primera infancia, reconociendo la Crianza con Ternura, la autonomía progresiva de niños y niñas y la necesidad de información clara, participativa, intercultural y con enfoque de género.
Garantizar acceso a servicios de salud sexual y reproductiva amigables y de calidad, que incluyan anticonceptivos modernos, consejería, confidencialidad y respeto a la privacidad de adolescentes y jóvenes.
Prevenir la deserción escolar de adolescentes embarazadas y madres jóvenes mediante políticas y programas de apoyo educativo.
Asegurar el acceso a información y tecnologías de calidad, incluyendo la anticoncepción oral de emergencia, para evitar embarazos tempranos o no deseados y prevenir la transmisión de ITS.
Fortalecer la justicia y la protección: cada embarazo en una niña debe ser investigado con celeridad, evitando la revictimización y garantizando sanciones a los perpetradores.
La organización ha demostrado que la prevención es posible cuando se trabaja desde un enfoque integral. Más recientemente, en el cantón Vinces (Los Ríos), se implementan acciones concretas:
90 adolescentes participan en talleres de salud sexual y reproductiva con enfoque de derechos.
120 adolescentes forman parte de la experiencia vivencial “Bebé, piénsalo”, que permite reflexionar sobre la responsabilidad de un embarazo temprano.
40 adolescentes embarazadas y madres reciben atención psicológica y acompañamiento en planes de vida.
100 docentes fueron capacitados en la Guía de derechos sexuales y reproductivos para familias y cuidadores.
World Vision recuerda que la primera línea de prevención está en el hogar: hablar sin tabúes, acompañar con ternura, escuchar más y juzgar menos, fomentar autonomía y confiar en la capacidad de decisión de los adolescentes.
“Prevenir el embarazo adolescente es proteger sueños, cuidar infancias y romper ciclos de violencia. No basta con reaccionar cuando ya es tarde: la prevención empieza hoy, en cada familia, en cada escuela y en cada comunidad”, concluye Lasso.