El retroceso en derechos de niñas y adolescentes por la pandemia

- Según estudio, adolescentes entre 16 a 18 años son las más afectadas en cuanto a salud, educación, alimentación y sistemas de protección social.

- El 82% de niñas y adolescentes, entre 5 y 16 años, realizan tareas domésticas, poniendo en riesgo su derecho a una educación plena.

Las medidas de confinamiento y protección durante la crisis sanitaria impactaron significativamente a las niñas y adolescentes. Inseguridad alimentaria; violencia de género física, sexual, verbal y psicológica; aumento de responsabilidades y tareas domésticas; y malas condiciones de las viviendas son parte de los problemas que enfrenta a diario esta población. Estos hallazgos son parte de la actualización del Análisis Rápido de Género (ARG) realizada por CARE, el Programa Mundial de Alimentos, World Vision y Plan International.

“El estudio devela un incremento de las barreras para el pleno ejercicio de los derechos de las niñas y adolescentes, agravando y perpetuando las brechas de acceso a salud, educación, alimentación y sistemas de protección social. Las adolescentes entre 16 a 18 años son las más afectadas, los indicadores muestran que las carencias, en todos los aspectos, se agudizan”, expresó Rossana Viteri, directora de Plan International.

Según World Vision, en el 2020, 420 mil niños, niñas y adolescentes se encontraban en situación de trabajo infantil, si bien hubo un porcentaje menor en comparación con el 2019, se incrementó el trabajo adolescente. Es así que el 35% de las niñas y adolescentes encuestadas afirman que en la pandemia conocen que en sus comunidades niños, niñas y adolescentes trabajan, el 25% manifestó que se vio obligada a hacerlo para apoyar de manera voluntaria a sus familias, el 2,7% porque necesitaba ahorrar dinero y el 2,6% porque se vio forzada por sus padres o cuidadores a generar ingresos.

En este aspecto, el ARG muestra que el 82% de las niñas entre 5 y 16 años realizan tareas domésticas, esto reflejaría cómo la extensión de los patrones de género han “normalizado” la situación de trabajo en esta población. Esta problemática trae como consecuencia que se ponga en riesgo su derecho a una educación plena.

Otra muestra de este patrón es la priorización de la alimentación en niños, adolescentes y hombres en los hogares, evidenciando que la inseguridad alimentaria afectaría más directamente a las niñas, adolescentes y mujeres. Ello se refleja en que 90% de ellas comen entre 2 y 3 veces al día; sin embargo, un 2,45% consumen una sola comida diariamente, siendo la más frecuente el almuerzo.

“Nuestro objetivo es proponer recomendaciones para la respuesta de organizaciones públicas y privadas guiada por las necesidades y voces de las niñas y adolescentes, especialmente de aquellas que están en condición de refugio y migración, de las que viven en hogares dependientes económicamente del sector informal, de aquellas que viven solas, expuestas a explotación sexual; madres adolescentes o embarazadas y, en general, de aquellas que enfrentan múltiples condiciones de vulnerabilidad y exclusión”, agregó Alexandra Moncada, directora CARE Ecuador.

Asimismo, las brechas de acceso a la conectividad y a los aparatos electrónicos se han hecho evidentes durante la pandemia y ha sido un factor determinante tanto en la permanencia en clases, como en la posibilidad real de aprendizaje y desarrollo de destrezas de las niñas y adolescentes. Esta situación se agrava en las poblaciones migrantes y que se encuentran en situación de movilidad humana.

El Programa Mundial de Alimentos explica dentro del informe ARG que “La atención a las adolescentes, en todos los sectores, no responde a sus necesidades específicas. Existe una brecha en la generación de información del país que recoja y aborde las especificidades de esta población. La situación se agudiza para las adolescentes embarazadas y lactantes, puesto que se eleva el riesgo de malnutrición y desnutrición en sus hijos e hijas”.

Sobre violencia física y sexual, el 24% de niñas y adolescentes manifiestan ser maltratadas físicamente a veces. En tanto que, en el año 2019, 1.816 niñas de 10 a 14 años sufrieron violencia sexual; sin embargo, el estudio revela que, en los últimos 10 años, el porcentaje de embarazo adolescente en este grupo generacional fue del 78% y en el grupo de 15 a 19 años llegó al 11%.

Por ello, Esteban Lasso, director País de World Vision Ecuador, explicó que la salud mental de las niñas y adolescentes también se ha visto seriamente afectada. “Esto se debe principalmente por la falta de recursos económicos, por las situaciones de violencia a las que se han enfrentado, por el estrés académico, por la falta de alimento y aislamiento provocado por el confinamiento”, mencionó.

En cuanto a las condiciones de vida, el 29% de hogares de niñas y adolescentes existe un cuarto destinado a dormir, en tanto que en el 37% de hogares existen dos cuartos. Estos porcentajes evidencian que las viviendas presentan condiciones de hacinamiento, dado que el 71% de las niñas y adolescentes integran familias de 5 o más miembros. El 36.38% de viviendas están en condiciones precarias de habitabilidad: los pisos son de tierra o cemento y los techos con remiendos y cae agua cuando llueve.

El estudio, actualizado en julio de 2021, centró su análisis en las categorías: medios de vida, salud, nutrición y seguridad alimentaria, trabajo infantil, educación y violencia basada en género. Fue llevado a cabo en nueve provincias del país (Carchi, Chimborazo, Cotopaxi, El Oro, Guayas, Imbabura, Manabí, Pichincha, Sucumbíos), en las que se realizaron 1.507 encuestas, siete grupos focales y 11 entrevistas a profundidad a niñas, adolescentes, personal y directivos de las organizaciones de la sociedad civil y de cooperación internacional, autoridades estatales, entre otros actores clave.

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