Esta iniciativa es parte del proyecto "Crianza de Alpacas en Chimborazo", que consiste en la multiplicación y crianza técnica de alpacas en comunidades, desde un liderazgo comunitario y la participación de madres artesanas.
Quito, 8 de julio de 2024.- Más de 6.772 familias de las comunidades indígenas de los cantones de Riobamba, Guano, Colta, Guamote y Alausí han visto transformada su vida gracias al proyecto "Crianza de Alpacas en Chimborazo". Esta iniciativa ha impulsado la rentabilidad social, ambiental y económica de la crianza de alpacas en la región, ofreciendo una alternativa de producción sostenible y efectiva.
Estos resultados se dieron a conocer en la feria interactiva realizada en Quito el 5 y 6 de julio. Los avances en las comunidades son tangibles, incluyendo la creación de centros de negocios, comunidades de intercambio de conocimientos, espacios de diálogo con socios estratégicos y cajas de ahorro comunitarias que impulsan medios de vida seguros para las familias con niñas y niños.
Este proyecto, ejecutado por World Vision Ecuador desde octubre de 2019, ha permitido que la crianza certificada de alpacas cambie la vida de 33 comunidades indígenas que han aprendido a cuidar el ecosistema del páramo y ahora cuentan con 8 fuentes de agua seguras.
“La integralidad del proyecto, efectivamente se constituye en un modelo de inclusión social, económica y de restitución de derechos para grupos vulnerables en especial para los grupos de mujeres. Pues se nota un cambio cultural importante entre los hombres que formaron parte de esta intervención”, expresó Esteban Lasso, Director País de World Vision Ecuador.
Otro resultado crucial es que Ecuador ahora cuenta con el primer programa genético de alpacas, avalado científicamente por la Escuela Superior Politécnica del Chimborazo. “Actualmente, tenemos un grupo de 15 alpacas de élite, con las que realizamos cruces y mejoramiento genético. Esto permite obtener especies de alto valor y por lo tanto, obtener lana de muy alta calidad con estándares internacionales que permitan la confección de prendas y que representan el sustento de muchas familias en Chimborazo”, agregó Lasso.
Chimborazo es una de las provincias con altos índices de problemas estructurales, como la pobreza, que afecta a gran parte de la población. Esta situación se ha sostenido por la explotación de la mano de obra campesina, la precarización de la producción agrícola, la falta de servicios básicos, el poco acceso a conocimiento, educación y tecnologías, y una cultura que desvaloriza al campo y a los campesinos.
Por ello, la formación de COOPROAGROCAN, una cooperativa de productores agropecuarios de camélidos andinos, ha sido fundamental para mejorar la calidad de vida en las comunidades. Además, se han creado tres cajas comunitarias de ahorro provenientes de la venta de pie de cría, artesanías y fibra de alpaca.
“Buscamos dar estabilidad económica y sustento a las comunidades, comprando fibra, pie de cría y machos de descarte para carne; así la gente puede cuidar los páramos y del agua y al mismo tiempo mejorar sus condiciones económicas”, expresó Juan Llusca, gerente de COOPROAGROCAN.
También se ha implementado un centro de acopio de fibra de alpaca y de procesamiento textil. Además, 82 promotores comunitarios se han capacitado y replican talleres de producción de alpaca en sus comunidades. Por otro lado, 300 mujeres artesanas procesan la fibra de alpaca, dinamizando así la economía de las comunidades involucradas en el proyecto.
El mejoramiento de la cadena de valor de la fibra de alpaca es una herramienta clave para la sostenibilidad de la empresa. Aproximadamente USD 80,000 se han invertido en el Centro de Acopio de la Fibra de Alpaca, que funciona como el centro de negocios de 1.912 socios de COOPROAGROCAN, quienes reciben precios justos por la fibra de alpaca proveniente de los páramos.
Desde el punto de vista ambiental, la crianza de alpacas tiene un efecto directo en la conservación de páramos y fuentes hídricas. Su peso ligero, las almohadillas plantares en sus extremidades, sus dientes y su menor consumo de agua y alimento evitan que el páramo se destruya con su paso. Actualmente, hay procesos de conservación en 31.483 hectáreas de páramo y 72 promotores comunitarios se han formado para este fin.